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Guía para sobrevivir a naufragios

Divagaciones emocionales varias..

Ayer fui a ver a Miguel. Había un grupo regional cantando boleros en los jardines. La portavoz preguntó si había alguna Juan o Juana entre el público, tampoco importa por qué, pero él se volvió lágrima. Cuando quise abrazarlo, hecho todo él de salitre, me di cuenta de que estaba empapada en llanto. No te acostumbras a las lágrimas, ni a las ausencias, tan siquiera al olvido, a  ese que no llega y que esperas con la persistencia del recuerdo eterno.

Nos has partido el alma al marcharte... Juana, Juanita.  

Pienso en tu lápida negra del cementerio, tan fría, que todas las cosas que has sido y hemos vivido no me caben en tan poco espacio. No me cabes en mi olvido, ese cajón chiquito de las imperfecciones.

¿Dónde has ido?

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